Las células del sistema inmunológico aumentan su actividad cuando reciben lo nutrientes apropiados, que ingresan al organismo a través de la alimentación. Si el cuerpo recibe los nutrientes requeridos está en condiciones de levantar barreras y protegerse más contra las enfermedades.
Lo ideal es comenzar con un desayuno bien completo, beber mucha agua al menos dos litros de agua diarios, eliminar los fritos, consumir pescado de dos a tres veces por semana, incorporar los ácidos grasos omega 3 y 6, consumir vitamina C, que aumenta la inmunidad de la mucosa; vitamina B (levadura de cerveza y legumbres), que mejora el metabolismo celular y el sistema inmune; vitamina A (presente en productos animales ricos en grasa, como yema de huevo y crema de leche) y los carotenos (aceite de oliva y girasol de primera prensada, zanahoria y vegetales verdes), que aumentan los glóbulos blancos; y la vitamina D, que mejora el funcionamiento de los glóbulos blancos. Para activarla, hay que tomar sol dos o tres veces por semana, 10 minutos cada vez.
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