De repente la conversación en Venezuela ya eran las colas, o la escasez, o la inflación, la corrupción, ni la crisis económica. Tampoco era el revocatorio que fue arrebatado, ni las elecciones regionales retrasadas. Podríamos decir que esto no tiene nombre, pero si lo tiene.
El 25 de abril de 1999 se llevó a cabo en Venezuela un referéndum a nivel nacional en el que un 88% de los votantes aprobaron la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. El 25 de julio del mismo año se llevó a cabo la elección de los diputados constituyentes, que aunque no estuvo libre de controversias (como el infame "kino" con el que el chavismo arrasó con los escaños), concluyó con un Referéndum aprobatorio a nivel nacional el 15 de diciembre de 1999. En aquel proceso constituyente se llevaron a cabo tres procesos electorales en 1999 y para julio del año 2000 se realizaron elecciones generales en toda Venezuela para la relegitimación de todos los cargos públicos de elección popular a nivel nacional, regional y municipal.
Dieciocho años después Maduro ha convocado una nueva Asamblea Constituyente que ha calificado como "originaria", "comunal" y "sectorial". Se pretende iniciar un proceso constituyente sin un Referéndum consultivo previo, sin elecciones libres y universales para elegir a los constituyentes, ni la realización de un Referéndum aprobatorio del texto final. Básicamente un club de los panas chavistas más enchufados. Podrían probar falsas las premisas anteriores, pero bajo esas características de ninguna manera se trata de una Constituyente, sino de un fraude. No parece que nadie tenga duda que el objetivo de esta Constituyente es evadir cualquier proceso electoral en Venezuela. Después de todo, los números indican que Nicolás Maduro no vuelve a ganar una elección libre.