Sebastián Francisco de Miranda, el "Libertador de Libertadores", el "Americano Universal", el "Generalísimo", son muchos los títulos ganados por este ilustre venezolano, prócer y precursor de la independencia.
"Para mediados del siglo XVIII Caracas era una ciudad pequeña, modesta y tranquila con tan sólo unos veinticinco mil habitantes aproximadamente. Sus pobladores eran clasificados según su color, origen y dinero; los más ricos eran los blancos peninsulares, blancos canarios y blancos criollos; los menos favorecidos eran los pardos, negros libres o manumisos, negros esclavos (juntos pardos y negros, hacían mayoría), negros cimarrones; indios tributarios, indios no tributarios y población indígena marginal.[1]
Don Sebastián Miranda era un blanco canario, se dedicó al comercio de lienzos, poseía varias casas y locales entre estos una panadería, por su parte Francisca Antonia Rodríguez era una blanca criolla de padres españoles.
Era muy habitual para entonces que los hijos de los blancos no trabajasen por considerarlo "deshonroso", estos debían dedicarse a una de las cuatro profesiones existentes: militar, religioso, jurídico o burócrata.
Es muy poco lo que se conoce sobre la infancia de Francisco de Miranda quién a los doce años se matriculó en la Universidad para cursar sus estudios de bachillerato en Artes, donde recibió clases de latín, retórica latina, matemáticas, geografía, lógica, física, el tratado de Anima, y metafísica, siempre según Aristóteles.
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