Cuantas veces nos hemos dejado llevar por las apariencias y hemos dejado pasar a grandes personas, sin antes detenerse a ver que hay dentro de ellas. Muchas veces no nos damos cuenta del error tan grande que hemos cometido, subestimar al otro solo nos hace ser ingenuos.
No todo lo que ves es lo que parece.
Basta con chequear un poco las audiciones a programas de talentos capaces de erizar la piel, conmoverte hasta el alma y remover cada fibra de tu cuerpo; llenarte de adrenalina y por instante llevarte a otro mundo donde nada ni nadie puede perturbarte, te envuelven con su magia...su talento sobrepasa la razón y te eleva a un nivel desconocido.
Ver a un joven obeso, tímido, con tan solo 17 años entonando canciones que nada envidiaría al gran Pavarotti, callando las burlas de los presentes y arrancando una oleada desenfrenada de aplausos, nos enseña que más allá de las apariencias y lo exterior siempre debemos mirar un poco más y darnos cuenta que lo que realmente vale es intangible y pocas personas podrán tener la dicha de apreciarlo.
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